Pretextos para no cocinar

“Sistema abrefácil, qué buen invento”, pensó. Y le dio un trago más a su bebida antes de seguir reuniendo los ingredientes para preparar el espagueti.  “Pues bien, manos a la obra”.

Tomó una de las latas de sardinas y al comenzar a abrirla se escurrió un hilo acuoso de color negro. Intrigada, Emilia abrió un poco más la lata. Del interior, saltó un pulpo gigante bañado en tinta queriendo escapar de un tiburón que reclamaba el banco de sardinas que le había robado.

Como es bien sabido, uno nunca debe meterse donde no lo llaman. Así es que Emilia se quitó el delantal, fue por su bolso y avisó a sus hijos que los esperaría en el coche porque esa noche cenarían fuera. Este era el mejor momento para conocer el menú de “La luciérnaga carmesí”. En otra ocasión, tal vez sea bueno aprender a guisar pulpo.

Ahora cuéntame tú